Una Cataluña políticamente enferma

 

El vicepresidente primero de Sociedad Civil Catalana, Joaquim Coll, denuncia «la coacción» que guía el proyecto secesionista promovido por el presidente de la Generalidad, Artur Mas, y la «espiral del silencio» y el «miedo» que atenaza a los que se oponen a él.

El vicepresidente primero de Sociedad Civil Catalana (SCC), Joaquim Coll, ha denunciado este viernes «la coacción» que guía el proyecto secesionista promovido por el presidente de la Generalidad, Artur Mas, y la «espiral del silencio» y el «miedo» que atenaza a los que se oponen a él.

Así lo ha señalado durante una conferencia pronunciada en Barcelona, organizada por Nueva Economía Fórum y presentada por el ex presidente de la Generalidad José Montilla, en la que también ha señalado que «todo el procedimiento» previsto para la consulta secesionista está envuelto «la confusión» y «el ridículo» ante la pasividad de buena parte de la sociedad, lo que es «la prueba más palpable de que Cataluña es hoy un país políticamente enfermo».

«Una tensión política innecesaria»

Coll ha señalado que que SCC «no es la suma de unos que son de izquierdas y otros que son de centro o de derechas», sino «la expresión de mucha gente normal y corriente que no quiere vivir permanentemente sometida a una tensión política innecesaria, que fractura la unidad entre los catalanes, y de los catalanes con el resto de españoles».

En este sentido, el historiador ha defendido que SCC «no habla desde un rincón, sino desde el que ha sido el gran espacio central del pensamiento político catalán contemporáneo, con todos sus matices, evoluciones y diferencias», señalando que en este «gran espacio» tienen cabida los defensores del federalismo, el autonomismo o el catalanismo hispanista.

«En Cataluña vivimos lamentablemente un tiempo excepcional»

Coll ha lamentado que con el empuje secesionista, sobre todo desde que CiU se ha subido a este carro, se ha abandonado a mucha gente «en muy poco tiempo con el argumento de aceptar o acomodarse, muchas veces acríticamente, a una supuesta nueva centralidad, ahora ya manifiestamente secesionista».

SCC, que ha llegado para quedarse, es el lugar de encuentro de mucha gente porque «queremos dar voz a muchos catalanes»; una «diversidad», ha recordado Coll, que puede ser considerada como «anómala» pero es que «en Cataluña vivimos lamentablemente un tiempo excepcional».

«El lenguaje cultivado por la hegemonía nacionalista pervierte los significados»

El historiador ha denunciado la existencia de una «hegemonía nacionalista que se manifiesta en un lenguaje absolutamente connotado, y que utilizan sin darse cuenta incluso personas o grupos que no son independentistas»:

«Seguro que todos tenemos en la cabeza muchos ejemplos, el más evidente hoy es referirnos a Cataluña y a España como dos realidades diferentes, cuando no enfrentadas, a no hablar de España sino del Estado hasta extremos ridículos. A condenar cualquier déficit fiscal como ilegítimo. Y, últimamente, a hablar del envite soberanista como conflicto entre dos partes, Cataluña y España o España contra Cataluña. Y hablo del lenguaje que con frecuencia se nos presenta como neutral, porque el que se utiliza a diario desde los medios públicos catalanes en boca de algunos políticos, periodistas y opinadores daría para hacer un diccionario que pusiese de manifiesto cómo en nuestra casa se pervierten los significados [en lo que podría constituir] la lengua del soberanismo».

Según Coll, la hegemonía del nacionalismo «durante décadas ha cultivado un discurso basado en la ambigüedad, el pataleo, la permanente insatisfacción, el fatalismo, la sensación de fracaso e incluso de agonía». «En Cataluña, con frecuencia, no hay un hecho negativo cuyo origen no se atribuya al Estado español, imponiéndose finalmente una cultura política regresiva, escapista, sentimental y puramente emotiva y socialmente populista», ha añadido.

«Es terriblemente funesto cuando una sola idea se apodera de un país»

Coll ha rechazado la posición de Mas cuando asegura que la consulta indepenentista «no tiene marcha atrás» porque «el precio» de no hacerla sería más alto que el de hacerla. «Lo que conviene saber, debatir y explicar bien no es el precio de no hacer la consulta, sino el precio social, económico, cultural y sentimental de la ruptura con el resto de España», ha subrayado.

Y ha advertido de que «lo que ha sido siempre terriblemente funesto es cuando una sola idea se ha apoderado de un país». «No hay nada más peligroso que una idea, cuando solo se tiene una», ha insistido, parafraseando al filósofo francés Alain. «Pues bien, hoy en Cataluña no hay política, la política, que es el arte de lo posible, ha sido arrasada por la única idea del imperativo de la consulta y el pueril ‘dejadnos votar’. Como si no fuese eso lo que hemos estado haciendo periódicamente desde el año 1977, sin que nunca ganase, ni poco ni mucho, las elecciones autonómicas una fuerza independentista que se presentase con un programa inequívocamente secesionsita», ha indicado.

Un «expolio» inexistente

«El secesionismo es el resultado de una filosofía que ha alimentado obsesivamente la insatisfacción con el único objetiov de proclamar, solemnizar la tesis del fracaso del modelo autonómico y de la España democrática. Y que se esfuerza por borrar los éxitos de los últimos 36 años y que habla siempre del Estado español como si Franco hubiese muerto anteayer», ha señalado, aunque ha matizado que «todo esto no esto no es solo mérito» del nacionallismo y de su «habilidad para explicar algunas razones o esgrimir medias verdades junto a mentiras deliberadas», sino que las instituciones y los grandes partidos españoles también lo han «abonado inconscientemente».

En esta línea, Coll ha preguntado que cómo es posible que se suscriba desde la Generalidad y los partidos políticos que mantienen a Mas en el Palacio de la Plaza de San Jaime la tesis del «expolio» y, a la vez, realizar un panegírico de una Cataluña próspera, competitiva, exportadora de bienes, receptora de importantes inversiones y bien dispuesta a aprovechar las oportunidades de la globalización. «Una cosa y la otra no pueden ser verdad a la vez», ha añadido.

SCC nace para «exigir y proclamar que se ha acabado el miedo»

El vicepresidente primero de SCC ha dicho ante los cerca de 200 asistentes que la entidad nace «para exigir y proclamar que ‘se ha de acabar el miedo’ o aquella excesiva dosis de prudencia que distorsiona lo que son las características de una sociedad abierta».

«A veces nos acusan de unionistas, y sí, en efecto, somos unionistas, pero unionistas de Cataluña, porque no queremos que la sociedad catalana se fracture», ha destacado.

«Las sociedades abiertas no pueden dejarse llevar por el ilusionismo ni la irracionalidad o por el silencio de los que están en contra pero que no hablan por miedo a represalias reales o imaginarias», ha recordado, en relación a la proliferación de banderas independentistas en lugares públicos de distintos municipios de Cataluña.

«La propaganda nacionalista suele pasar como información veraz»

Coll ha criticado algunos de los bulos que en los últimos años se han puesto en marcha desde el independentismo, tales como la falsa cita de la sentencia del Tribunal de La Haya sobre la independencia de Kosovo, o el supuesto -aunque inexsitente- límite del 4% a la solidaridad interterritorial entre los länder alemanes.

«Algún problema tenemos en Cataluña cuando la propaganda nacionalista pasa con frecuencia como información veraz sin que muchos periodistas hagan su trabajo», ha lamentado.

«No se puede engañar a los catalanes haciéndoles creer que la independencia llegará con un dividendo fiscal de 2.000 euros para todos, y envenenar sus sentimientos para enfrentarles al resto de los españoles», ha alertado.

«Votar la división de un país es algo traumático»

Por todo ello, y advirtiendo de que las consecuencias de la crisis secesionista recaería sobre todo en las clases más populares y que «votar la división de un país, de una sociedad y de un Estado no es una fiesta, y sí algo traumático», Coll ha instado a que se dé la vuelta a la situación y se tenga esta crisis como «una oportunidad para repensar la cultura y la identidad españolas, para hacerla más inclusiva, para superar la famosa ‘conllevancia’ y optar por la suma».

Un propósito que debe basarse en que «nos une la afirmación de que queremos una Cataluña abierta y diversa en una España de todos, la unión en el respeto y en el reconocimiento a la pluralidad»; y hacerlo con orgullo.

«Nosotros no apostamos por una propueta concreta y precisa de lo que hoy periodísticamente se denomina tercera vía, pero tampoco estamos en contra de ninguna. Solo nos atrevemos a poner tres condiciones: que sea clara, que cuente lógicamente con grandes mayorías y respete la Constitución o sus procedimientos para la reforma. Y que no se plantee para aplazar un problema, para ganar tiempo o para contentar al nacionalismo, sino para resolver cuestiones reales y precisas desde la lealtad», ha concluido.

«No habrá referéndum»

En el turno de preguntas, Coll ha augurado que «no habrá referéndum» independentista el 9 de noviembre, por lo que ha declinado valorar las consecuencias de «un escenario que no pasará a corto plazo». «El presidente [de la Generalidad] Mas firmará el decreto de una consulta que sabe que no puede convocar, una consulta que sabe que no se hará, y que lo que encenderá es la mecha de la estrategia del desbordamiento que persigue el entramado asociativo secesionista. Es un acto de irresponsabiliad que nos meterá en un gran lío político y social», ha advertido.

Además, ha revelado que SCC ya ha recogido más de 14.000 adhesiones a su manifiesto y ha asegurado que la entidad nunca se convertirá en un partido político.

Montilla insta a una solución «sin vencedores ni vencidos»

Durante la presentación de la conferencia, Montilla ha apelado a la «serenidad» y al «diálogo» entre el Gobierno y la Generalidad para superar la tensión independentista actual, buscando una «nueva fórmula que garantice la convivencia, sin vencedores ni vencidos». Y ha culpado a ambos de la actual situación:

«Por descontado que hay quién ha alimentado este sentimiento de agravio con medias verdades y exageraciones para aprovecharlo en beneficio de una opción tan legítima como la independencia de Cataluña, y equivocada desde mi punto de vista. Algunos han hecho de aprendices de brujo azuzando un fuego que ahora no saben o no pueden reconducir y otros, también lo he de decir, creen que hay que esperar a que baje lo que creen que solo es un suflé. Esto no lo arreglaremos buscando un atajo ni poniendo una barrera».

Según el ex presidente autonómico, SCC es «una muestra de la pluralidad» de Cataluña, y «expresa un punto de vista diferente» al de otras entidades que «no por el hecho de disponer de menos altavoces» que estas «deja de ser una expresión legítima y necesaria». Y ha advertido de que «nadie tiene derecho, en nombre de ninguna doctrina, a repartir carnets de buena catalanidad».

Navarro, Sánchez-Camacho y Rivera, juntos

A la conferencia han asistido los líderes del PSC, PPC y Ciudadanos en el Parlamento autonómico, Pere Navarro, Alicia Sánchez-Camacho y Albert Rivera, respectivamente; así como el subdelegado del Gobierno en Barcelona, Emilio Ablanedo, y representantes de otras formaciones con presencia en el Congreso -como el dirgente de UPyD Ramón de Veciana, y el ex secretario general de Asuntos Exteriores de la Generalidad y militante de UDC Senén Florensa-, además de senadores, concejales y representantes de entidades, asociaciones y empresas de Cataluña.

Entre los asistentes también se encontraban Carles Martí (PSC), Enric Millo (PP), Carles Martí (PSC), Matías Alonso (C’s), Carina Mejías (C’s), Ines Arrimadas(C’S), Rafael López (PP), Sonia Sierra (C’s), Fernando Sánchez (PP), María José García Cuevas (PP), Sixto Cadenas (PP), Miguel del Amo (UPyD), Josep Maria Sala (PSC), Susana Beltrán (SCC), José Domingo (SCC), Juan Arza (SCC), Francesc Moreno (SCC), Manuel Cruz (Federalistes d’Esquerres) y Marita Rodríguez (Asociación por la Tolerancia).

Alejandro Tercero