España, ¿final de una etapa histórica?

Hace más de un año, el profesor Manuel Jiménez de Parga presentó ante la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas una ponencia en la que analiza las causas por las que considera que, efectivamente, España ha llegado al final de una etapa histórica, iniciada con la restauración de la democracia y la promulgación de nuestra vigente Constitución.espana-historica

No cabe duda de que la mente preclara del profesor Jiménez de Parga ha sido capaz, en su discurso académico, de profundizar en las causas del agotamiento del actual sistema político y en presentar abiertamente muchas posibles soluciones. Sus planteamientos recogen además, en buena medida, el sentir de muchos ciudadanos españoles que asisten atónitos a la descomposición de un sistema político que, pese a sus notables defectos, ha traído a España el período más amplio de paz, prosperidad y desarrollo social, económico y político. Sin embargo, esta descomposición del sistema está generando una desafección creciente en el conjunto de la ciudadanía, como reflejan continuamente las encuestas de opinión del CIS.

La tesis del profesor Jiménez de Parga plantea como síntomas de esta situación la corrupción política institucionalizada, la tasa de desempleo con niveles social y económicamente insoportables, el descontrol del sistema de las Comunidades Autónomas, la mala representación política por el actual sistema de partidos y la vigente ley electoral, un régimen parlamentario desfigurado, la clara quiebra del principio de separación de poderes y una Administración de Justicia politizada.

El profesor plantea en su ponencia claros diagnósticos y soluciones, proponiendo una nueva ley electoral, la adecuación del actual sistema parlamentario huyendo del presidencialismo actual, el necesario reajuste autonómico y la consecuente lealtad institucional, la ingente tarea de la vertebración de España como Estado, la imprescindible agilización y mejora de la Administración de Justicia, la erradicación de la corrupción en las instituciones políticas. Todas ellas, cuestiones capitales que hay que abordar cuanto antes para asegurar la continuidad de nuestro vigente sistema democrático y la pervivencia de un marco de Estado de derecho que permita la convivencia ciudadana y le dé futuro y prosperidad a nuestra sociedad.

Somos conscientes de que en pleno siglo XXI nuestro sistema democrático tiene ante sí los retos que magistralmente exponía el profesor Jiménez de Parga. No cabe duda de que la España nacida de la transición de finales de los años 70 y de la vigente Constitución de 1978 está llegando a un final de etapa. La viabilidad del sistema pasa por su reforma profunda y por revertir la tendencia de descrédito de las instituciones y de desafección a las mismas por parte del conjunto de la ciudadanía.

Matías Alonso