La clase política, ruina de España

A pesar del recorte de las inversiones públicas, a pesar de la sangría que todos los españoles estamos soportando por el aumento brutal de impuestos, tasas, gravámenes e incluso sanciones, el déficit del Estado en 2013 fue del 20 por ciento. Buscar culpables es una ardua tarea, pero todos sabemos que el fondo de la cuestión es un Estado elefantiásico, que se ha convertido en un parásito de la sociedad como consecuencia de su estructura en 17 mini-estados y con cuatro niveles superpuestos de administración.

Nadie puede soportar está carga, y bien a las claras lo dicen y repiten desde hace varios años las encuestas del CIS, donde aparece la “clase política” como el segundo problema más grave de los españoles, después del paro, sin que nadie parezca darse por aludido.

Un solo dato lo explica todo:

Un estudio interno elaborado por asesores de la Presidencia del Gobierno desvela que España es el país europeo con mayor número de políticos por habitante de toda Europa: un total de 445.568 políticos para una población de 47,27 millones de habitantes. Estos políticos se encuentran situados con buenos sueldos, coches oficiales, etc., en todos los niveles de la Administración a costa del erario público. Alemania (que cuenta con 81,89 millones de personas) solo tiene 200.000 políticos. Nos permitimos plantear al Consejo de Ministros una sugerencia que circula intensamente a través de las redes sociales y que hacemos nuestra: es imprescindible reducir el número de políticos, si de verdad se pretende reducir el déficit del Estado.

Nuestros padres y abuelos lucharon, cada uno desde la perspectiva de sus propias ideas, por conseguir una democracia verdaderamente representativa. Pero lo que tenemos hoy en España no es una democracia, es una farsa manipulada por una casta de políticos ineptos que, lejos de trabajar por el pueblo al que representan, se dedican a medrar para mantener las múltiples prebendas que ellos mismos se han ido concediendo en los últimos años.

¿Se imaginan ustedes la inyección de vida que supondría para España la desaparición de las tres cuartas partes de estos 445.568 políticos, quedándonos así en igualdad de condiciones con los alemanes? Resulta muy difícil, casi imposible, saber el gasto que representa para el país esta inmensa cantidad sobrante de políticos, la mayoría con sueldos muy altos, oficinas, colaboradores, asesores, coches oficiales… y la corrupción generalizada que les acompaña.

Esa masa de dinero, invertida en reducción de impuestos, I+D, infraestructuras, formación, sanidad, servicios sociales, promoción cultural, etc… sacaría a nuestro país de esta situación de tristeza y crisis que amenaza con perpetuarse en el tiempo.

El problema no se resuelve con reducir los salarios y engañarnos con que el IPC de 2013 ha sido de solo un 0,3 por ciento. Eso no se lo puede creer nadie (solo la energía eléctrica ha subido más del 10 por ciento).

El problema es estructural y no tiene fácil solución a corto plazo, pero el tiempo pasa y ninguno de los partidos políticos parece dispuesto a resolverlo. El país entero se volcaría ahora con el primero que proponga, en su programa electoral, convertir al Estado español en una maquina eficiente. Lo que ahora nos hace falta son gestores con sentido común, eficientes y honrados.

Antonio Carballo. 2014