La desesperación, del corrupto gobierno catalán, le ha impulsado a dar un paso más en el desafío a los españoles, con una fecha y una doble pregunta para el supuesto referéndum de independencia. Acuciado por la quiebra (la mayor deuda de España, su nivel de bono basura), el despilfarro (más de 20.000 millones otorgados por Madrid) y el robo (ITV, Palau; Pretoria,etc), necesita agitar el espantajo de la estelada para que no le corran a gorrazos sus conciudadanos.
Más allá de triunfalismos propagandísticos y abiertas mentiras, las cifras indican que estamos muy lejos de una voluntad mayoritaria por la independencia de esta región española. Los votantes del estatuto alcanzaron a duras penas el 37% y no se trataba de apoyar la independencia. Incluso aunque se deje votar a menores y extranjeros estaríamos en la órbita del 25-30% de apoyos a ese proceso, ruinoso para Cataluña. Los secesionistas mienten por norma. Y donde se juntan 300.000, anuncian un millón; donde los programas más vistos hablan español, se convierten en un 87% de catalano parlantes, tan falso que hasta los anunciantes han reclamado la verdad. Tantas mentiras, repetidas tantas veces, nunca se convierten en verdad.
Pero ese 25% tiene el poder ejecutivo (que pretende también hacerse con el judicial para frenar a los tribunales de España) y ya lo está utilizando, junto con el dinero de los impuestos, para reprimir a los que no comulgan con sus deseos. Hemos asistido a atentados recientes contra los partidos y militantes que se oponen a la ficción separatista. PP, Ciudadanos y UpyD han sufrido asaltos, ataques y ocupaciones sin que la policía autonómica y, mucho menos, sus responsables políticos hayan tomado cartas en el asunto.
¿Como doblegar a la mayoría de los catalanes que no quieren renunciar a ser también españoles? No hay más que una respuesta: represión. Llevamos treinta y cinco años reprimiendo todo lo que suene a español en Cataluña, condenando al ostracismo la lengua (mayoritaria entre los catalanes, mal que les pese a los secesionistas) en la escuela, la administración y los medios de comunicación, comprados a cargo de las subvenciones públicas.
El modelo Kosovo
Aún así,para su desgracia, los partidos que propugnan la unión, los constitucionalistas se recomponen y, hasta los más abiertamente españolistas, no cesan de crecer. Ciudadanos, por ejemplo, aparece en las encuestas como el segundo o tercer partido del Parlamento, triplicando sus escaños.
Por eso, se quiere imponer el modelo Kosovo: una mafia corrupta se hace con el poder y, a sangre y fuego, reduce la oposición a la nada, echándose en brazos de una potencia extranjera que la avale. Uno de los organizadores, del congreso del odio a España y de ocultación de la historia catalana, ya advertía: “la independencia se consigue con la guerra”.
No importa ya que Cataluña salga de la UE y de la OTAN si se separa; no importa que los bancos o grandes empresas, allí domiciliados, huyan o quiebren; no importa un retroceso de 50 años. Lo único que importa es conseguir el control de todos los recursos, de todas las instancias , en especial las judiciales, para no pagar por sus delitos. Y ello exige deteriorar aún más la convivencia entre catalanes, separándolos entre “adictos” y “enemigos”. El malestar es patente, y creciente, entre la ciudadanía. El odio se lleva enseñando treinta años y ahora alcanza mayores cotas. Los mafiosos no admiten disidencias y admitirán aún menos, si logran sus propósitos.
España es, hoy, la garantía de la libertad y el progreso de los ciudadanos de Cataluña. Es la garantía de que no va a haber impunidad para quienes les roban. Es la garantía de que van a poder expresarse, reclamar, ser libres.
Y eso exige firmeza, por parte del gobierno de España que debe aplicar la ley, a unos politicastros que intentan dar un golpe de estado, contra la Constitución. Un gobierno que debe dejar de alimentar el codicioso bolsillo de los ladrones y colocarlos ante sus responsabilidades, con sus ciudadanos y con la Ley.
Los secesionistas han hecho pública su hoja de ruta. Cada paso ilegal debe llevarles a los tribunales. Y nuestra Norma fundamental permite suspender, democráticamente, la autonomía e, incluso, encarcelar a su Presidente con la ley en la mano, para salvaguardar los intereses de todos los españoles. Ese es el camino, de cualquier país democrático que se respete (véase el ejemplo del reino Unido, en Irlanda del Norte) y hacer otra cosa, un delito de lesa patria que pone en riesgo el futuro de todos los que quieren progresar en un ambiente de libertad y democracia.
Carlos Astiz. 2013
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Conclusión: también después del dictamen del TIJ, en el derecho internacional sigue sin haber nada que apoye las tesis de los separatistas catalanes. Por un lado, los catalanes no sufren opresión sistemática, como es obvio. Por el otro lado, tampoco disponen de ningún «derecho a decidir» que emane de manera directa del dictamen del TIJ. Es más, no emana tampoco de manera indirecta, como a algunos les gusta creer.
Pueden interpretar lo que quieran, pero en última instancia no existen ni la jurisprudencia ni la extendida y consistente acción política de los estados necesarias para convertir una lectura del dictamen como la hacen los nacionalistas catalanes en norma de derecho internacional consuetudinario. Al contrario, el «derecho a decidir» está bastante mal visto. Se destacan los peligros que tal derecho general representaría no sólo para el Estado matriz, sino también para toda la comunidad internacional. Ningún Estado reconocería una Cataluña que se declare independiente de manera unilateral, sobre todo cuando nacería con el afán de agregar más territorios como Baleares, Rosellón o Valencia.
Albert Rivera dijo una cosa esencial, que esperemos pueda ser verdad: «Por suerte, Cataluña no tiene nada que ver con Kosovo. Cataluña es más que Kosovo. […] Cataluña es mucho más que Kosovo, porque Cataluña es un país de España, una parte de España dentro de la Unión Europea. Dentro de la Unión Europea, dentro de un país democrático que es España».
Mas alababa a Macià en el periódico El Punt Avui calificando de «uno de los discursos más brillantes de su historia» el que pronunció el 6 de diciembre de 1932 en el Parlamento de Cataluña al iniciarse un nuevo periodo de sesiones. Y citaba las primeras frases: «Me complace saludarles, dentro de estos muros que el destino ha querido que fuesen, justamente, los mismos que alzó Cataluña para abatir al usurpador de nuestras libertades. Renacido el espíritu inmortal de nuestra raza, toma posesión victoriosa de esta fortaleza, para celebrar en ella, de nuevo, nuestras Cortes, que dictarán nuestras leyes, en nuestra lengua». Los catalanes no somos una raza, sino que se trata de una raza inmortal. Según Mas, «son palabras que retratan fielmente su momento y que muy bien se nos podrían aplicar ahora, aunque el lenguaje sería en parte diferente».
Lo explica bien Siscu Bages en :
http://www.cronicaglobal.com/es/notices/2013/12/mas-racista-3473.php
Hablar de «raza catalana» produce pavor, vergüenza, incredulidad. Si el movimiento soberanista es incapaz de ser crítico con las alusiones racistas de su líder, preocupa pensar cuál será el paso siguiente
El siguiente paso es transformar las cocheras de Sants en campo de adiestramiento para los malos Catalanes.
Lo que resulta pavoroso es el nivel de cegura de una gran mayoría de catalanes. ¿Deben estar tan desesperados por la crisis, que cualquier canto de sirena que los lleve a la tierra prometida, vale todo? ¿Vale incluso afincarse a las apologías nacional-socialistas que llevaron a Europa a sus años más oscuros?
Diu el senyor Mas: «…nosaltres volem seguir en la UE». Doncs nosaltres (molta gent) volem seguir a Espanya.
Es que cada dia la diu mes grossa aquest senyor que es diu representar al «Poble de Catalunya». Sr. Mas, si vol seguir a Europa no vulgui marxar d’Espanya, es un contra sentit . I de veritat, si tan li cansa la política, marxi a casa seva i deixi de donar la vara, que som molts els catalans que estem farts de vostè.
IU debe explicar su apoyo a los secesionistas y a las mentiras de Mas. ¿Para cuando una izquierda patriótica como la francesa o la italiana?
la aventura por la separación de Cataluña, abocada a un callejón sin salida, genere resentimientos y consecuencias que tardarán décadas en extinguirse y de las que solamente son culpables el discurso separatista y todos aquellos que en alguna ocasión han aceptado tenderle la mano para mantenerse en el poder en La Moncloa.
El hipotético referendum es ilegal y por tanto no considero que se pueda defender ni el si ni el no.
Es ilegal y no se debe permitir su celebración en honor de la Ley, la Democracia y la Libertad.
BCN
La única forma de acabar con este despropósito es acabar con los reinos de taifas. ¿Quieren los políticos acabar con este pastel del que sólo se benefician ellos y sus apesebrados? Creo que no, y ese es el mal de raíz. Si todos dependiéramos de un único estamento y por tanto todos iguales o al menos eso pueda parecer, se acabaría con esta sinrazón. Y acabaríamos con el virus del odio entre regiones, que tanto negocio da a algunos.
la transferencia de la competencia de educación y las televisiones autonómicas son la clave del engendro.
¿Guerra civil en Cataluña? http://t.co/Jhe8DBkl3K