¿ Gamonal ? (1)

Mucho se ha escrito ya, aunque –seamos sinceros- han impactado más las imágenes de todos los telediarios, acerca de lo acontecido en el barrio burgalés de Gamonal. Como sabemos es un barrio como el de cualquier otra ciudad de España, pero… Podemos preguntarnos ¿Es algo más, o puede significar algo más?De lo que quiero escribir para incitar a la reflexión, es acerca de un hecho de gobierno normal y corriente, como cualquier otro. En ese caso, una corporación municipal, parece ser con mayoría absoluta, en estos momentos, y con el acuerdo de la hoy oposición, cuando estaba en el gobierno, es decir, una decisión que le parece bien a la inmensa mayoría de concejales que representan a la mayor parte de los vecinos de esa ciudad, toma una decisión de urbanismo. Esta decisión goza de todos los trámites y aprobaciones necesarias. Se dota de presupuesto necesario, se contrata a una empresa y cuando comienzan las obras una gran masa de vecinos se opone y paralizan todo el proyecto.

Aquí surge la polémica, unos dirán una cosa y otros quizá toda la contraria. ¿Es un acto de democracia y de rebeldía frente a los más poderosos?, o por el contrario, ¿Es un acto de revolución anárquica?

Supongo que muchos opinarán que los vecinos que se han opuesto han hecho muy bien y que tienen toda la razón del mundo. Lo que casi siempre suele hacerse es decir que ha sido el “Pueblo” quien lo ha hecho, y esa simple catalogación concede patente de corso para que casi todo este muy bien hecho.

Cuando se reflexiona un poco más podemos ya preguntarnos lo siguiente ¿Por muchos que sean esos manifestantes, quién responde al frente de esa masa?. La respuesta es la misma, el “Pueblo”. Otros lo traducimos por… en realidad… Nadie.

Hasta este momento en la historia del pensamiento y de la acción política, casi todo el mundo ha buscado la fundamentación religiosa o ideológica para tomar sus decisiones y sostener frente a quién fuese, que estaban bien tomadas. De esa forma todos los políticos anteriores se apoyaban en resortes intocables. Hasta 1.975 el anterior jefe del estado decía en sus monedas “Caudillo de España por la gracia de Dios”. Como lo había dicho Dios, todo estaba arreglado. Nadie podía oponerse, dios le había nombrado y es el único que manda.

Con los marxistas sucede lo mismo, ellos leen el Capital o el Manifiesto Comunista. O las obras de Lenin, o Bakunin. ¿Qué dicen los libros de esos autores “Sagrados”? Pues eso va a misa. ¿Haber quién es el listo que osa oponerse a esas santas verdades?

Precisamente, lo que se hace en las democracias burguesas es casi todo lo contrario. Nadie busca una fundamentación absoluta, porque el respeto al contrario o al adversario político nos dice que puede que tenga casi tanta razón como nosotros. Nadie se cree que tenga la totalidad de la razón, y menos aún, la razón absoluta. No, es solo una cuestión de formas. Nos reunimos, alegamos, debatimos y votamos. Lo que se hace es respetar las mayorías –tengan razón o no, nadie lo discute- y llevar a cabo aquello que respetando las formas se ha aprobado o legislado.

Si alguien está en contra, lo expone, forma una nueva mayoría y se responsabiliza de llevarlo a cabo.

En el barrio de Gamonal no hemos encontrado a nadie que diga “Nosotros, los de tal asociación, partido, o agrupación, que somos estos –con nombres y apellidos- nos oponemos por esto o por lo otro, proponemos esto otro y nos responsabilizamos de llevarlo a cabo. Y si sale mal, sí, sí, si sale mal… nosotros somos los responsables.

Aquí – me refiero a la oposición ejercida es ese barrio- nadie es responsable ni del adelante, ni del para atrás. Ya, ya se, … “El Pueblo”.

Así nos luce el pelo. Continuaremos los próximos días con este debate.

Carlos Gonzàlez-Teijòn es escritor, sus libros publicados son Luz de Vela, El club del conocimiento y de reciente aparición “La guerra de los dioses”.