¿Politizar Europa?

Al calor de la próxima contienda electoral en la UE han surgido diferentes iniciativas para “politizar Europa”, esto es, iniciativas centradas en explicar lo decisivo del nivel europeo, lo relevante de las medidas que se toman allí y motivarnos a participar el próximo mes de mayo. Por ejemplo, CC/ Europa ha lanzado una campaña muy sonada en ese sentido.

En general los argumentos que se manejan para ello son tres. Primero, que la Unión Europea tiene más poderes que nunca y que su actuación en nuestra vida es, si cabe, aún más decisiva. Segundo, que en el ámbito de la integración en la Unión Monetaria hemos visto como las decisiones de instancias supranacionales – o al menos eso nos han dicho desde aquí – han sido decisivas para nuestras políticas sociales y económicas. Y finalmente, por primera vez los partidos políticos europeos presentan diferentes candidatos a presidente de la Comisión, algo que intenta inspirarse en un pseudo-sistema parlamentario, con programas y propuestas alternativas. Parece que por primera vez podríamos elegir entre diferentes políticas europeas.

Estas tres razones ofrecerían por si solas suficientes motivos para que los ciudadanos se interesaran más por la UE. Sin embargo, aunque en algunos aspectos estas elecciones no tienen precedentes, se puede ser moderadamente escéptico sobre la medida en que servirán para contruir “demos” europeo. Permitidme algunas reflexiones abiertas sobre el asunto.

¿Cómo de politizada está Europa (en España)?

¿Qué podemos entender por una Europa politizada? Entiendo que politizar en general se refiere a crear conflicto, que haya posiciones contrapuestas respecto a la gestión de los asuntos. Sin embargo, que haya diferentes posiciones  nos dice muy poco sobre la intensidad que tiene la politización. Se puede tener posiciones contrapuestas sobre bajar la edad de votar a los 16 años pero si no le interesa a nadie, nos costaría decir que el tema está politizado. Cuando hablamos de politizar un nivel de gobierno (ahí es nada) entiendo que hablamos de considerarlo un poder relevante, que toma decisiones que nos afectan. Es decir, que tiene entidad suficiente para captar nuestra atención por sí mismo y que merece la pena formarse un juicio político al respecto. Ya es ilustrativo que en el caso de la UE tengamos que politizarla o hacer pedagogía y que esto no emerja de manera más natural, pero tampoco nos entretengamos en una discusión sobre qué viene primero. Veamos qué nos dice el elector.

En la siguiente tabla se muestra los resultados de las encuestas post-electorales del CIS preguntando por qué nivel tuvo más en cuenta el elector para votar: el nivel Europeo, el nacional o los dos:

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Como se ve, la politización es más bien escasa y no demasiado cambiante a lo largo del tiempo. En general más del 50% de los electores solo toman en cuenta el contexto nacional para decidir su voto en las Elecciones Europeas, mientras que apenas un 15-18% solo temas relacionados con la UE (que se supone que elegimos). La lectura positiva es que quizá ahora hay más ciudadanos que consideran ambos niveles para votar, pero tampoco parece un salto espectacular. Sobre el aparente pico de interés por temas europeos en las elecciones de 2004 probablemente tenga algo que ver con la discusión en curso sobre la malograda “Constitución Europea”, pero son suposiciones. En todo caso, visto que fluctúa un poco entre elección, el contexto de la elección (probablemente el nacional) parece importar.

Esta escasa politización del nivel Europeo también parece descartar un efecto de “aprendizaje”. Si la UE no ha hecho más que ganar en competencias, los ciudadanos la han sentido más o menos igual e cercana/ lejana que desde principios de la década de los noventa. En los siguientes gráficos se descompone la información de la encuesta postelectoral de 2009 por edad, estudios e ideología. Aquí ya emergen algunas diferencias interesantes.

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Por tramos de edad, son las edades medianas las que votan más siguiendo un carácter europeo de la elección, pero las diferencias no parecen significativas a lo largo del ciclo vital. Aunque se puede considerar que los jóvenes están poco interesados Europa, esto no parece muy diferente al resto de las edades.

En el gráfico siguiente se presenta la información desagregada por nivel de estudios. El patrón es bastante claro y señala que cuanto mayor es la formación, más “tasa de acierto” de lo que se vota en las Elecciones Europeas. La explicación probablemente tenga que ver con la relación entre estudios y capital cultural/ cognitivo, que permite al votante acceder o ser sensible a información sobre la UE. Pese a esto hay que insistir; la UE como tema central para votar solo alcanza el 20% hasta entre los que tienen estudios superiores – de nuevo, el cuadro es más optimista si se agrega a los que tienen en cuenta ambos niveles y los europeístas “puros”.

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Finalmente, la ideología también ofrece un contraste particular: la gente de izquierdas tiende a asignar más peso al nivel europeo a la hora de decidir su voto frente a la gente situada más a la derecha, que lo da al nivel nacional. Merecería la pena indagar en el por qué, pero puede venir relacionado con un efecto “composición” de los electorados. Mi intuición es que hay poca gente y con pocos estudios en las categorías de extrema derecha, del mismo modo que sabemos que a la extrema izquierda suele haber gente con más nivel formativo. Lo acusado de las diferencias puede ir por aquí, al margen del propio efecto independiente de la ideología, que no niego que exista.

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¿Importan los poderes reales que tenga la UE?

Lo que he presentado arriba no es más que evidencia descriptiva pero apunta que la politización de las Elecciones Europeas – en el sentido que manejo, de considerarlo un nivel autónomo a la hora de votar – es  claramente baja y estable. No he querido ampliar esta evidencia con toda la literatura de elecciones de segundo orden, la cual dice que los votantes no dan importancia al nivel europeo y que participan menos, castigan más fácilmente al gobernante y tienden a hacer voto sincero. Me he limitado a mostrar que el nivel nacional es la clave en la que se vota mayoritariamente en todas las elecciones europeas y lo que es importante, que esto ha sido así casi sin cambios al margen de todos los poderes que ha podido ir acumulando la UE desde 1994.

¿Podemos pensar que España muy diferente en esto al resto de países de la Unión? Tengo la intuición de que no tendría por qué ser el caso, pero queda para más adelante. Además, puede que estas elecciones Europeas vayan a ser diferentes a las anteriores y de súbito muchos más ciudadanos vayan a votar en clave europea. Al fin y al cabo, en esta entrada se está marcando una posición de partida, lo que no indica nada sobre sobre el efecto que puede tener presentar un “candidato” europeo o la intervención de la troika en diferentes países. Eso lo discutiré en la entrada siguiente.

Nota: La pregunta sobre el nivel al que se le dio importancia – europeo, estatal o los dos –  es independiente de la decisión de votar (se hace tanto si lo hizo como si se abstuvo). La pregunta exacta  del CIS es: “Personalmente, a la hora de decidir su voto (o decidir votar o no votar) en las pasadas elecciones al Parlamento Europeo, ¿qué ha tenido Ud. más en cuenta o qué ha influido más en su decisión…?”. Para 1994 he empleado la pre-electoral porque la pregunta no estaba en la post. He excluido los NS/NC para facilitar la interpretación, por eso no suman 100%.

Pablo Simón.2014