Ahora, más monárquico que republicano

El papel simbólico, moderador y representativo que nuestra Constitución otorga a la Corona no ha producido interferencias significativas en el funcionamiento de las instituciones del Estado, y pocos reproches cabe hacer al Monarca en este terreno. A los preocupados por los fastos y dispendios, les recordaría que el mantenimiento de la Casa Real consume una fracción insignificante de los Presupuestos Generales del Estado, probablemente menor de la que tendríamos que destinar al mantenimiento del presidente de la República.

La soberanía no se trocea

Las Cortes han cumplido con su función y ahora se inicia otro período de confrontación dialéctica y jurídica. Rajoy hará bien en seguir sin responder a las continuas provocaciones de Mas y sus adláteres y esperar hasta que el gobierno y el Parlament de Cataluña se sitúen fuera de la ley. Entretanto, la sociedad civil catalana tiene que ponerse en marcha para demostrar que la mayoría de los catalanes está a favor del entendimiento y la unidad y consideran que la secesión es un proyecto ruinoso para Cataluña y España.

De la excepcionalidad a la insurrección

Pocas son también las personas sensatas dispuestas a romper el pacto por la convivencia que, además de garantizar la igualdad de todos los españoles, ha propiciado el período más largo de prosperidad de nuestra historia. Y muchos los ciudadanos catalanes que asumimos con naturalidad la riqueza que supone la pluralidad lingüística y cultural presente en Cataluña, y que estamos decididos a que nadie ponga fronteras a los afectos y las complicidades que unen a los catalanes con el resto de los españoles.

Atrapados en el estado de la nación

La cita anual en el debate sobre el estado de la nación de este año ha puesto de manifiesto el escaso margen de maniobra de que disponen tanto el gobierno como el principal partido de la oposición. La recesión, la crisis financiera y sus secuelas (destrucción de empleo, paro, caída del crédito y aumento de la morosidad, y finanzas públicas maltrechas) estuvieron omnipresentes en el hemiciclo y dejaron en evidencia a unos y a otros, por razones distintas.