Nuestro persistente riesgo

Nuestro gigantesco déficit público nos condena, precisamente, a estar expuestos en todo momento a las dudas, miedos, incertidumbres y pánicos de los mercados. Es el precio que pagar en esta crisis por un Hiperestado que tanto PSOE como PP se han opuesto radicalmente a adelgazar. Es decir, es el precio de una política económica orientada a preservar la burbuja estatal en lugar de a pincharla.