Ahora, más monárquico que republicano

El papel simbólico, moderador y representativo que nuestra Constitución otorga a la Corona no ha producido interferencias significativas en el funcionamiento de las instituciones del Estado, y pocos reproches cabe hacer al Monarca en este terreno. A los preocupados por los fastos y dispendios, les recordaría que el mantenimiento de la Casa Real consume una fracción insignificante de los Presupuestos Generales del Estado, probablemente menor de la que tendríamos que destinar al mantenimiento del presidente de la República.